Elecciones en el Perú: AVISEN A LOS COMPATRIOTAS
Ecrit par Joan Guimaray, 3 Juin 2011, 0 commentaire
Escribe Joan Guimaray
¡Ay, el Perú! ¿En dónde y en qué momento se nos perdió el sano juicio? ¿En cuál de los recodos de la historia se nos contaminó el alma? ¿Quién nos convirtió casi, casi en caricaturas humanas? ¿En qué parte de la larga travesía republicana nos asaltaron la memoria? Ahora cuando nos llega el día de elegir nuestro destino, hoy cuando las ánforas nos esperan y en momentos en que la ONPE con su cara de Pacarán y su sonrisa de Chu simula imparcialidad, parece que estuviéramos sin juicio, sin alma, sin memoria y tan sólo como seres antropomorfos, escuchando azorados, absortos e impotentes, a unos cuantos ‘iluminados’ y chismeros que dicen que tienen miedo a Humala y que Keiko es el mal menor, pero que no saben por quién votar, porque ninguno de los candidatos les convence, por ser iguales, idénticos y semejantes.
¡Ay, el Perú! Aquellos que se alucinan ser paradigmas de ciudadanos, los que se creen ser ejemplares demócratas, los que se imaginan ser modelos de la inteligencia, no son sino, parte de la hediente comparsa que con sus vulgares sofismas y sus grotescos paralogismos, disimuladamente confunden y desorientan a los distraídos caminantes sin rumbo y a incautos seres sin ideales a fin de embaucarlos y reclutarlos para engrosar las filas de la insepulta mafia que está a punto de resucitar. Entonces, para lograr sus acometidos no sólo calumnian, difaman y engañan, sino también, confunden diciendo que los candidatos son iguales, como si en la dimensión de sus propuestas, en el volumen de sus ideales, en el tamaño de sus capacidades, y en autoridad moral, fuesen iguales. Así que, sólo la ignorancia invicta y la desvergonzada conveniencia, pueden sostener sin rubor un semejante desatino.
Avisen a los compatriotas. Lo que se trata aquí, es el de eludir el deber ciudadano y de escamotear la higiene moral de pensar en función de país, únicamente para favorecer a la inverecunda hija y sucesora del cleptócrata de la última década del siglo pasado. Una candidata que lejos de transmitir serenidad y equilibrio para la tranquilidad del país, pone en peligro la paz social, al exhibir el mismo perfil autoritario de su padre, como lo pudimos ver y escuchar en el último debate. Pero no sólo, pone en peligro la paz social y la gobernabilidad del país, sino además, se le advierten planes oscuros, intenciones perversas, proyectos impuros. No nos olvidemos que el fujimorismo es impredecible. Es impredecible, porque no es una organización política, sino una asociación de malhechores.
Hace diez años atrás, nadie se hubiera imaginado que la hija que destronó a su propia madre del honorífico cargo de primera dama, iba ser candidata presidencial. Hace una década, nadie hubiera pensado que la mujer que pagó sus estudios universitarios con el dinero del Estado, iba estar a punto de convertirse en la primera jefa de Estado.
De modo que, avisen a nuestros iletrados compatriotas, que si la congresista Keiko Fujimori gana la elección presidencial, se habrá instalado la dinastía Fujimori en el Perú, porque su sucesor inmediato será nada menos que su hermano, el electo congresista Kenyi Fujimori a quien naturalmente lo sucederá su hermana Keiko, luego volverá Kenyi, y así, tendremos por largos períodos las interminables sucesiones.
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