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LA POLÍTICA Y LA GLOBALIZACIÓN


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« Apre­ciar o deses­ti­mar las deci­siones polí­ti­cas impues­tas en países veci­nos, no es inva­dir las sobe­ranías ni inmis­cuirse en asun­tos inter­nos de otros ; pues eso es sólo, el ejer­ci­cio de la sobe­ra­na liber­tad de opi­nión en un mun­do inter­co­nec­ta­do »

Escribe Joan Gui­ma­ray Molina*

Nues­tros polí­ti­cos lati­noa­me­ri­ca­nos de hipo­cresía agra­cia­da, mar­chan al compás de las gene­ro­sas melodías de la glo­ba­li­za­ción. Se des­pier­tan coti­dia­na­mente con el toque de su dia­na. Gozan de sus bon­dades, hablan de sus ven­ta­jas, sonríen amar­te­la­do de sus encan­tos. Ase­gu­ran que las fron­te­ras ya no exis­ten, que el mun­do es una aldea donde todo está glo­ba­li­za­do, que nadie puede sus­traerse de ella, y quienes no dejan lle­varse por la cor­riente, son retar­da­ta­rios, retró­gra­dos y caviares.

De modo que, pon­ti­fi­can sobre la inter­co­nexión mun­dial del comer­cio, de la infor­ma­ción, de la ins­truc­ción y de muchas otras cosas más. Dicen que lo impor­tante es la cali­dad de los pro­duc­tos, la idea de la com­pe­ti­ti­vi­dad y la exce­len­cia del ser. Expli­can, sobre el libre mer­ca­do, rei­te­ran sobre libre comer­cio, y las trans­ac­ciones econó­mi­cas a tra­vés de un simple clic : de un mun­do a otro mun­do, de un país orien­tal a otro occi­den­tal. En suma, dicen que nada ni nadie ya es aje­no a un todo, y porque en la aldea glo­bal, todos son parte de ella.

Entonces, cual­quie­ra se la cree y que­da mara­villa­do de la huma­ni­dad y admi­ra­do del desar­rol­lo de la civi­li­za­ción. Pero cuan­do algún polí­ti­co de voz diso­nante comen­ta o cues­tio­na las polí­ti­cas anti­po­pu­lares de sus países veci­nos, o cuan­do conde­nan el abu­so de los gober­nantes sobre sus gober­na­dos veci­nos ; entonces, los felices polí­ti­cos de la aldea glo­bal salen a mos­trar­nos sus ver­da­de­ros ros­tros : se enva­len­to­nan ale­gan­do sus ‘inde­pen­den­cias’, sal­tan furio­sos hablan­do de sus ‘sobe­ranías’, llo­ri­quean que­ján­dose de la inje­ren­cia exter­na en asun­tos ‘inter­nos’. Y lo más paté­ti­co de todo, se enva­len­to­nan, sal­tan y llo­ri­quean sin que físi­ca­mente le hayan inva­di­do sus países o sus ter­ri­to­rios. Desde lue­go, nos inquie­ta a pre­gun­tar­nos : ¿no era que en la aldea glo­bal todos éra­mos parte de un todo ?

Cla­ro está que la glo­ba­li­za­ción no es una opción ni una alter­na­ti­va, sino una rea­li­dad ineluc­table, para la cual, las clases polí­ti­cas lati­noa­me­ri­ca­nas deberían de estar mejor pre­pa­ra­das que los pro­pios ciu­da­da­nos. Los gober­nantes de tur­no debie­ran de actua­li­zar sus ideas e inno­var sus concep­tos al rit­mo que exige la inter­co­nexión mun­dial, a fin de evi­tar de hacer el ridí­cu­lo, exhi­bien­do sus ver­gon­zo­sos para­lo­gis­mos y sus indi­gen­cias inte­lec­tuales. Pues, en la civi­li­za­ción actual, ningún ciu­da­da­no con un poco de sen­si­bi­li­dad, puede dejar de opi­nar o indi­gnarse cuan­do sabe que su veci­no mal­tra­ta a sus hijos o a su espo­sa. Y, en cir­cuns­tan­cias como la de nues­tro tiem­po, ningún ciu­da­da­no de a pie, puede dejar de pro­nun­ciarse cuan­do al pasar por una calle cual­quie­ra, advierte que del inter­ior de una casa se escu­chan gri­tos de niños y llan­tos de mujer.

Desde lue­go, en nin­gu­no de los casos podrá inter­ve­nir físi­ca­mente ni deberá vio­len­tar la puer­ta para ingre­sar a defen­der­los a quienes están sufrien­do la agre­sión, pero lo que jamás un ciu­da­da­no con cier­to gra­do de sen­si­bi­li­dad puede dejar de hacer es, ser indi­fe­rente al abu­so, contem­plar la pre­po­ten­cia, cal­lar la vio­la­ción de dere­chos, y ser cóm­plice del mal­tra­to a su congéneres.

Algo simi­lar es lo que exac­ta­mente hacen algu­nos jefes de esta­dos : pro­nun­ciarse en defen­sa de sus veci­nos, hablar a favor de los ciu­da­da­nos de otros países, cuan­do éstos están sien­do víc­ti­mas del abu­so o la pre­po­ten­cia de sus res­pec­ti­vos gobernantes.

De mane­ra que, aquel­los que se pro­nun­cian sin inva­dir ter­ri­to­rios, sin lan­zar misiles a sus países veci­nos y sin vio­lar las fron­te­ras, son polí­ti­cos que entien­den en toda su dimen­sión lo que signi­fi­ca la glo­ba­li­za­ción. Y, a dife­ren­cia de otros tan­tos repe­ti­dores mecá­ni­cos, saben que la glo­ba­li­za­ción tam­bién alcan­za a la polí­ti­ca y a los dere­chos huma­nos : a la polí­ti­ca, porque de ella depende la salud, la tran­qui­li­dad, la edu­ca­ción ; y a los dere­chos huma­nos, porque ema­na del dere­cho natu­ral del ser que merece el respe­to por su condi­ción y aspi­ra a la pro­tec­ción de su inte­gri­dad físi­ca y moral. Por eso, al mar­gen de las infames calum­nias y melo­dramá­ti­cas conde­nas de los hipó­cri­tas, los polí­ti­cos de avan­za­da no dejan de pro­nun­ciarse al res­pec­to, porque saben que la polí­ti­ca y los dere­chos huma­nos tam­bién for­man parte del mun­do global.

Cla­ro que de estos actuales asun­tos son lo que menos entien­den muchos de nues­tros polí­ti­cos lati­noa­me­ri­ca­nos que osten­tan el poder. Estos temas en constante evo­lu­ción son los más aje­nos en la coti­dia­ni­dad de sus dis­cur­sos y más ausentes en sus ego­cén­tri­cas decla­ra­ciones. Es evi­dente que unos elu­dan por igno­ran­cia y otros por conve­nien­cia, pero de cual­quier modo, esa obs­ti­na­da inten­ción de escon­der sus inefi­cien­cias y sus inefi­ca­cias bajo el pre­tex­to de ale­gar fal­sas sobe­ranías, lo que hacen es, ter­mi­nar mos­trán­do­nos sus ver­da­de­ras tal­las de ‘esta­dis­tas’.

Así que, aquel­los que se des­gañi­tan hablan­do de las bon­dades y gene­ro­si­dades de la glo­ba­li­za­ción, care­cen del rigor y la agu­de­za, porque no entien­den que la polí­ti­ca tam­bién for­ma parte de la aldea glo­bal, por tan­to, apre­ciar o deses­ti­mar las deci­siones polí­ti­cas impues­tas en países veci­nos, no es inva­dir las sobe­ranías ni inmis­cuirse en asun­tos inter­nos de otros ; pues eso es sólo, el ejer­ci­cio de la sobe­ra­na liber­tad de opi­nión en un mun­do interconectado.

*Escri­tor y per­io­dis­ta peruano.

Joan Guimaray
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Une réponse “LA POLÍTICA Y LA GLOBALIZACIÓN

  1. JACKELINE SANCHEZ TORO
    23 mars 2010 à 22 h 08 min

    uch que bien estoy dea­cuer­do con todo lo dicho exce­lente la for­ma en que lo dices.……
    pero tris­te­mente es una relaidad

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